Las cenizas del Santo

Iker Casillas es el centro de todas las miradas desde hace un tiempo, es obvio. El pasado martes en el Santiago Bernabéu se vivió uno de los momentos más tensos desde que empezó el debate sobre si merecía o no la titularidad. Un amplio sector del público comenzó a silbar desde el minuto uno. Seguidamente, otra gran multitud de aficionados respondieron a esos pitos con aplausos. Había comenzado una guerra entre la afición madridista, y los focos estaban puestos en el capitán del Real Madrid. Para muchos ya no importa como actúe sobre el campo el cancerbero blanco, se aferran a una idea sin dar argumentos y recurriendo con demasiada frecuencia al insulto como respuesta. Mientras tanto, otros recuerdan que del pasado no se puede vivir siempre. Sigue leyendo